martes, 30 de septiembre de 2008

ATAQUE DE RISA


Un ataque de risa puede traer como consecuencia la muerte. A diferencia de lo que sucede en otros idiomas (ing. fatal hilarity), en el español no existe un término específico para referirse al fenómeno.
En la historia

En el siglo III a. C. el filósofo griego Crisipo murió de risa después de darle de beber vino a su burro, y ver como el animal intentaba alimentarse con unos higos.[1]
Según algunas fuentes el rey de
Birmania Nandabayin, en 1599 «se rió hasta morir cuando un mercader italiano que estaba de visita en Birmania, le explicó que Venecia era un estado libre que no tenía rey».
Se dice que en
1660, el aristócrata escocés Thomas Urquhart, primer traductor de Rabelais al inglés, murió de risa al enterarse que Carlos II de Inglaterra había ascendido al trono.
En
1782, la señorita Fitzherbert sufrió un ataque de risa mientras presenciaba la obra The Beggar's Opera. Cuando Charles Bannister apareció en escena como Peachum, ella tuvo un ataque de risa incontrolable tan fuerte que la tuvieron que sacar del teatro. Continuó riéndose en forma continua durante toda la noche y falleció al día siguiente por la mañana.
El fenómeno también está registrado en el libro titulado Crazy History donde un
adivinador celta había predicho la hora de su muerte. Al igual que en el caso de Calcante, al llegar la hora anunciada y comprobar el adivinador todavía continuaba vivo, se comenzó a reír en forma histérica, eventualmente muriendo de un ataque cardíaco o por asfixia.

En tiempos modernos

El 24 de marzo de 1975 Alex Mitchell, un albañil de 50 años de edad de King's Lynn, Inglaterra, literalmente se murió de risa mientra miraba un episodio de la serie The Goodies. Después de veinticinco minutos de risa continuada, Mitchell finalmente colapsó en el sofá y murió como consecuencia de un ataque cardíaco. Su viuda le envió después una carta a los Goodies agradeciéndoles por haber hecho que los últimos momentos de vida de Mitchell hubieran sido tan agradables

En 1989, el otorrinolaringólogo danés Ole Bentzen murió viendo A Fish Called Wanda. Su corazón, se estima, alcanzó un ritmo de 250 a 500 latidos por minuto, antes de que sufriera un ataque cardíaco

En el 2003 Damnoen Saen-um, un vendedor de helados tailandés, se murió de risa mientras dormía a la edad de 52 años. Su esposa lo intentó despertar pero no tuvo éxito, y finalmente tras dos minutos de risa continua expiró. Se cree que murió a consecuencia de un ataque cardíaco o por asfixia

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